29 mayo 2007

La violinista

Suena para mí, ángel mío.
Necesito que tus palabras sepulten mi sed de silencio, que un diluvio de notas inunde mi vacío yermo. Destiérrame por un instante del mundo de los necios y abandérame con el negro estandarte de los sonidos eternos.
Quiero de esa agua infinita que mana de tu talento, quiero que transportes mi alma al lugar donde yace, para siempre, la mente de los genios. Quiero que, de rodillas, ante ellos, mi mediocridad llore por cuanto ellos fueron.
Toca para mí, bella mía, para que al final, entre arpegios y silencios, entre brumas y lamentos, tu estampa altiva, luminosa y distante contemple orgullosa su victoria sobre la tiranía del tiempo.
Suena para mí, diosa mía. Suena para que al final, entre compases y verbos, entre bravos y tequieros, tu estampa gloriosa y tus mágicas manos se deleiten elevando mi ser al paraíso de los ciegos.

25 mayo 2007

Diez años

Mi niña. Acabo de visitar tu sueño plácido y de besarte como hice hace exactamente diez años. He acariciado, como cada noche, tu pelo suave y he sonreído ante la mueca graciosa que has dibujado en tu rostro, cuando he acercado mis labios a tu mejilla. ¡Eres tan bonita!
Cuánto tiempo ha pasado ya, ¿verdad? ¡Diez años! Cuántos momentos hemos vivido juntos, cuántas risas hemos compartido, cuántas derrotas, cuántas victorias, cuántas cosas nos hemos contado, cuántos sueños hemos imaginado, cuánto hemos aprendido, cuánto nos hemos necesitado.
Cuando te abracé por primera vez
, lleno de miedo, aquel primer día, cuando contemplé tu pequeña cabecita dormida en mis brazos, supe que había nacido para quererte, con toda mi alma, el resto de mi vida. Por eso, me he esforzado en ser el mejor para ti, a pesar de que demasiadas veces no lo he conseguido. Pero créeme que cada sonrisa tuya que me he ganado, cada beso regalado y cada instante prestado han hecho de mí el hombre más dichoso del universo y el más necesitado de hacerse digno de ti.
Siempre he podido decir, orgulloso, que he tenido un padre. Ójala
cada día, hija mía, puedas decir lo mismo de mí.
Feliz cumpleaños, mi amor.

20 mayo 2007

El hombre de las flores

Desde el jardín de al lado le llegó el dulce canturreo de todas las mañanas. Debía tener unos sesenta años muy bien llevados. Era corpulento, fuerte y su pelo canoso y ligeramente largo le conferían un aspecto de galán atractivo y misteriosamente distante. Vivía solo, o al menos eso creía ella, pues desde su ventana nunca le había visto acompañado de ninguna mujer, salvo eso sí, las ociosas vecinas que a menudo lo visitaban para admirar las rosas del jardín en el que éste pasaba horas. Ella, sin embargo, no se atrevía a hablarle. Se limitaba a observarle clandestinamente, durante eternidades, protegida tras la cortina de su ventana. Reía tímidamente sus torpezas, adoraba sus gestos y a veces le susurraba en voz baja, con los ojos llenos de lágrimas, poemas escritos de cuando todavía era una adolescente.
Le encantaba verle hablar con las flores que cultivaba, observar su cuidado exquisito al polinizar las rosas, escribir anotaciones meticulosas en un cuaderno y fabricar los pequeños cartelitos que colocaba sobre los semilleros y donde dejaba constancia de la nueva especie a la que estaba dando la vida.
Con el tiempo ella empezó a amar a sus flores pues las consideraba parte de él. Adoraba la amarilis, pues simbolizaba su belleza, las dalias, que hablaban de su delicadeza, y cómo no, las rosas rojas, la flor que encierra la pasión como ninguna otra.
A veces había coincidido con él en la calle, nada extraño entre vecinos cuyas casas son adyacentes. Cuando eso ocurría su corazón le daba un vuelco, su cuerpo se removía por dentro, bajaba humildemente la cabeza y apenas podía titubear un simple Buenos días, dulcificado por un rubor más que manifiesto en sus blancas mejillas. El, sin embargo, la saludaba amablemente con una espléndida sonrisa que la hacía sentir todavía más insignificante. Entonces ella entraba en su casa, cerraba la puerta a toda prisa apoyando su espalda en ella, y cerrando los ojos intentaba retener y revivir de nuevo cada uno de esos efímeros instantes mágicos, cada uno de los tonos de su voz masculina, el ligero aroma de su piel, indiferente al temblor de sus piernas y al intenso revoloteo de su estómago. Después se torturaba recriminándose su timidez, el no haberle gritado que le soñaba, que deseaba despertar en él, crecer en él, que adoraba sus manos, sus ojos, que lo daría todo por una sola de sus miradas, que era su luz, que era su verdad.
S
u prolongada ausencia fue un infierno. Día tras día, escondida tras su cortina, desesperaba mirando aquel jardín, ahora solitario. Perdió el hambre, perdió la sed, perdió el sueño, perdió el habla. Muerta de miedo, se repetía una y otra vez las mismas preguntas y a cambio recibía una y otra vez los mismos silencios. ¿Dónde estaba? ¿Qué iba a ser de sus flores? ¿Qué iba a ser de ella?
Tras largos días de tinieblas, un ruido la despertó. Rauda, se puso en pie y se colocó al lado de su ventana, tras la misma cortina que durante días había protegido su secreto. Allí la vio. Blanca, hermosa, llena de vida. Una camelia, la flor de la belleza más pura, adornaba con humildad majestuosa el alféizar de su ventana y a su lado una nota, escrita con cuidada caligrafía, que rezaba “Tu sola mirada les dio la vida. Dámela a mí también”. Miró al jardín y allí estaba él. Firme, con su sonrisa tierna, observándola fijamente con ojos emocionados y sosteniendo en su mano una rosa roja a la que besó.

¿Que cómo se llamaban? Preguntádselo a las flores pero me temo que ellas guardarán el secreto, aunque dicen que en los días de Mayo, cuando el manto del anochecer asegura su misterio, en aquel jardín nacen camelias blancas con sus nombres escondidos entre los pétalos.

17 mayo 2007

Pregunta

Pernando Barrena, dirigente de la ilegalizada Herri Batasuna, pide el voto para ANV. Como consecuencia de ello, los miembros del Partido Popular alegan que eso es motivo para ilegalizar ANV. Esto es interesante, porque si Barrena pidiera el voto para el PP, ¿pediría Rajoy que declararan ilegal a su partido? A ver si va a estar ahí la solución.
Yo estoy por pedirle a ese señor que haga el experimento y así nos echamos unas risas. A lo mejor Acebes se liará un porro con Tytadine o a Piqué le dará por pedir que haya una nueva prórroga del Sevilla-Espanyol de ayer. Quién sabe, como que últimamente se han apuntado al surrealismo delirante.

14 mayo 2007

No me alojé en el Ritz

Por motivos de trabajo he estado unos días en Palma de Mallorca. Mis amigos me dicen que qué suerte la mía, que si un día en Málaga, que si otro en Madrid, que si en Tenerife, que si Dublín, ... y ahora Mallorca.
Os aseguro que han sido unos días espantosos. A parte de tener que trabajar en un lugar de los calificados de paradisíacos (nunca entenderé por qué se califica de Paraíso a los sitios plagados de bloques decadentes de apartamentos vacíos), por culpa de dejar las cosas para última hora tuve que buscarme deprisa y corriendo un hotel poco recomendable (por decirlo suavemente). A lo mejor me estoy volviendo muy pijo, no sé. Os detallo mis primeras horas en este lugar tan pintoresco.
  • 12:00 Llego al hotel. Compruebo que a la fachada le faltan trozos. ¿Es eso lo que nos darán para desayunar?
  • 12:01. Me alegra saber que el hotel tiene piscina. Lástima que ésta no tenga agua.
  • 12:02. Mi cara adopta un semblante de perplejidad al comprobar que una turista rusa de aspecto desagradable está jugando a las cartas dentro de la piscina (debe ser que no sabía nadar). Unas conversaciones animosas me llegan desde dentro del hotel. Al menos parece que la gente se lo pasa bien aquí.
  • 12:03. Entro en el hall del hotel. Huele raro, como a uno de esos productos que se usan para matar ratas o cucarachas. Cuando entro, un silencio repentino me acompaña y decenas de miradas me repasan de arriba a abajo. Disimuladamente rozo, con el dorso de mi mano, la bragueta del pantalón para comprobar que la cremallera está donde debe estar y no haciendo publicidad de una marca de calzoncillos. Con alivio me doy cuenta de que todo está en orden.
  • 12:04. Por el aspecto de las personas que me miran, empiezo a sospechar que allí no matan ni ratas, ni cucarachas, que matan ladillas y que éstas deben ser grandes como conejos (¡ojo con el chiste fácil!).
  • 12:05. Con sonrisa de oreja a oreja y digo sonrisa por decir algo, ya que la ausencia de numerosos dientes se me antojó, cuando menos, pintoresca, me recibe un señor medio calvo, muy feo, nariz aguileña, pelo teñido de color caoba (yo que me quejaba del fucsia pálido) de gestos muy amanerados y voz gangosa. Sus miradas y su excesiva amabilidad me hicieron temer por mi integridad esa noche. La gente me sigue mirando.
  • 12:06. Ante tanta mirada, esbozo un “Buenos días” educadamente y una ligera reverencia con mi cabeza. Tan solo recibo por respuesta dos carcajadas y tres sonidos guturales de difícil interpretación. Ante ello, opto por un “Good Morning” y sólo consigo dos guturalidades más (mi acento inglés precisa una mejora inminente).
  • 12:10. Sigue oliendo raro.
  • 12:20. Tras un eterno cuarto de hora, el hacha del recepcionista, logra introducir mi nombre en el ordenador (tanta eficacia me abruma), me da la tarjeta de mi habitación y me indica dónde está el ascensor. No sé por qué, tengo la sensación que el recepcionista me mira el trasero. Lo dicho, mi integridad peligra.
  • 12:21. Pulso el botón de llamada del ascensor y éste baja. Cuando llega descubro que no se abren las puertas. Es entonces cuando soy realmente consciente de que tengo la habitación 601.
  • 12:22. Después de perderme por salas horrorosas, encuentro las escaleras. Me doy cuenta de que no las han barrido desde los tiempos de María Castaña (o María Pistacho, por el color verde humedad que tenían las esquinas).
  • 12.25 Entro en la habitación. Me es grato observar que las colchas que mi abuela consideraba pasadas de moda todavía están en uso. No sé dónde las deben vender pero sospecho que en la semana blanca del Corte Inglés ya no las tienen ni de saldo. Las cortinas sólo tapan media ventana y en las paredes alguien escribió su nombre dejando constancia de la fecha (1979).
  • 12.26 Abro el armario. No hay perchas. Empezamos bien.
  • 12:35. Enciendo el televisor. Sólo puede verse un canal. Aquel que se correponde con el botón 1 que apreté en el mando a distancia, ya que la mugre acumulada es tan grande que cuando presionas una tecla, ésta se queda hundida y no se despega hasta pasadas unas horas.
  • 12:40. Una mezcla de pánico y de curiosidad se apodera de mí cuando entro en el cuarto de baño. Está limpio. Menos mal. Decido ducharme.
  • 12:43. No hay agua en la ducha.
  • 12:47. Un pequeño chorro empieza a caer. Está fría de narices y es entonces cuando empiezo a conjeturar cosas sobre los hábitos de las ladillas.
  • 12:53. Con miedo cojo la toalla y me seco con ella.
  • 13:10. Salgo del hotel en busca de la civilización y para ir a comer a algún sitio lejos de ese antro.
  • 23:30. Regreso al hotel. Acojona más de noche que de día. No sé por qué, pero las luces rojas de la entrada no me producen buenas vibraciones.
  • 23:31. Las mismas personas. El mismo recepcionista y las mismas miradas acompañan mi entrada. Me empiezo a acordar del maldito momento en que hice la reserva en ese hotel.
  • 23:33. ¡La puerta del ascensor ya se abre!
  • 23:33. Pero ahora el ascensor no funciona.
  • 23:34. Las escaleras no han visto una fregona en su vida.
  • 23:37. Llego a la habitación de nuevo.
  • 23:39. Antes de pulsar con un lápiz, la tecla del mando a distancia de la televisión, que previamente he envuelto en papel higiénico, hago un análisis detallado de la programación televisiva porque una vez pulsado no hay vuelta atrás.
  • 23:43. Me doy una ducha. Otra vez de agua fría.
  • 0:00. Opto por no usar el vaso que han dispuesto para enjuagarme los dientes. No me gusta que éstos estén decorados con pintura de labios en el borde (una manía como cualquier otra).
  • 0:10. La persona que se aloja en la habitación de al lado hace pis.
  • 0:15. Mi vecino decide ducharse. Me obsequia con una desafinada versión de “Strangers in the night”.
  • 0:30. Un ruido sospechoso me sugiere que la Tacones de Churruán Strit se aloja en la habitación contigua.
  • 1:00. La supuesta Tacones grita bastante y empieza a ser molesta.
  • 1:30. Falsa alarma, un “llama al 906...” me informa que mi vecino no está con la Tacones, que ha sintonizado un canal más divertido que el teletienda de mi televisor, donde amablemente me ofrecen colchones hinchables.
  • 1:34. Aprovechando los anuncios, mi vecino de habitación vuelve a hacer pis.
  • 1:35. Mi vecino emite algo similar a algún eructo. Temo por su seguridad ya que debe haber expulsado hasta el hígado.
  • 1:37. En la habitación contigua “Chicas...”, “Llama al 906...”, “Si estás solo...”. Mientras tanto a mí me siguen vendiendo el mismo colchón.
  • 2:12. Mi primera caída de párpados se ve interrumpida por un estruendo enorme. Tapo mi cabeza con las sábanas y noto dos bultos en mi garganta.
  • 2:14. Alguien grita en ruso.
  • 2:50. (más o menos). Logro conciliar el sueño.
  • 7:00. Me acuerdo de la madre de quien inventó el despertador.
  • 8:00. Duchado, peinado y perfumado me dispongo a ir al comedor para desayunar.
  • 8:02. Al entrar me miran las mismas personas que me recibieron el día anterior. A la luz son todavía más raras. Repito la ceremonia de comprobar que la cremallera de mi pantalón está en su sitio.
  • 8:05. Huele raro.
  • 8:07. Con cierto alboroto de mi estómago, compruebo que los platos del restaurante ya llevan la mermelada incorporada. Decido que no usaré ninguno de ellos, más que nada porque vete a saber cuál es la fecha de caducidad de la misma.
  • 8:11. Tras comerme un plátano y una galleta envasada, decido que mejor me voy a desayunar a un lugar un poco más higiénico.
  • 8:13. El señor feo, teñido de caoba se sorprende de mi falta de apetito y vuelve a mirar mi trasero.
  • 8:15. Salgo despavorido del hotel.
  • El resto, es fácil de imaginar.
Ha sido toda una experiencia. No entiendo por qué a Letizia y a Felipe les gusta tanto ir a Mallorca. Debe ser que en el Palacio de Marivent no pasan estas cosas, ¿no?.
El mes que viene me voy a Madrid,
así que ahora mismo me pongo a hacer la reserva de un hotel decentito.

09 mayo 2007

Promesa


Voy a subir muy alto
y traeré un trocito de cielo,
para que pintes de azul
el color de tus sueños.

05 mayo 2007

Otro meme. Ya van tres

Ya está aquí el tercero y éste es de los peligrosos, de aquellos que a la que te descuidas, zas, ya has dicho algo de ti. Mabana, mi querida y dulce Mabana, me pasa uno de esos memes que sin darte cuenta te dejan en pelota picada.
Como que yo soy muy tímido le he dicho a mi otro yo que lo conteste por mí. Miedo me da, porque mi otro yo es un bocazas impresentable que no se toma las cosas en serio y no se da cuenta que tiene la gracia en ese sitio que yo me sé. El caso es que como que ando atareadillo (todavía no he limpiado el polvo), no me ha dado tiempo a revisarlo y le he pedido (a mi otro yo) que lo publique directamente. Espero que no se haya metido con nadie y que no haya pregonado a los cuatro vientos las vergüenzas inconfesables de uno. Pasaré más tarde, a ver si ha hecho algún estropicio considerable.
No me atrevo a asignarle el meme a nadie, aunque mi tercer yo (el cotilla), se lo pasaría a, como mínimo, dos docenas de amigos bloggers. Si alguien tiene ganas, que no se corte. Mi cuarto yo se lo agradecerá.

DIEZ EMOCIONES

  1. ¿Echas en falta a alguien ahora mismo? A mi estilista. Fíjate qué hora es y yo con la manicura sin hacer. Si es que la gente no es seria. Luego todo serán prisas y no me arreglará las pieles de las uñas. Oigsss.
  2. ¿Estás contento? ¿Sin mi estilista? Estoy que muerdo. ¿Dónde se habrá metido este hombre?
  3. ¿Estás hablando con alguien ahora mismo? Me has pillado cuando estaba llamando al móvil de mi estilista, pero me ha salido el contestador. ¿Será posible?
  4. ¿Estás aburrido? Lo que estoy es cansado. He tenido un día horrible, encima llueve, me he dejado fuera la ropa tendida... y mi estilista sin llegar.
  5. ¿Eres alemán? Ich bin ein berliner decía Kennedy y eso que él era yanqui. Tengo un amigo de Mallorca, ¿eso sirve? Al fin y al cabo media isla es de los alemanes.
  6. ¿Eres irlandés? Yo es que soy más de Heineken, aunque a mi estilista le gusta la Guiness. Que no veas cómo le huele el aliento después.
  7. ¿Eres francés? Si Ségolène gana las elecciones el domingo, lo seré el lunes. Supongo que la pregunta se refería a la nacionalidad, ¿no? porque guarradas no, ¿eh?
  8. ¿Eres italiano? Antes lo era para ligar pero ni por esas. Y eso que le ponía mucho interés.
  9. ¿Tus padres están aun casados? Ayer cuando hablé con ellos por teléfono sí, llamaré hoy, a ver si sigue igual la cosa.
  10. ¿Te gusta alguien ahora mismo? Mejor que me pregunten si me disgusta alguien, porque la lista es más corta. Con Bush, Acebes, Aznar y cuatro más acabamos enseguida.

DIEZ FAVORITOS

  1. Televisión. ¿Encedida o apagada?
  2. Flor. La de lis, por supuesto. Yo es que tengo un porte regio muy logrado. Lástima que mi cuenta corriente no opine lo mismo. Fíjate que hasta mi madre me decía que era el rey de la casa. Claro, que ahora que lo pienso, también se lo decía a mis hermanos. Debe ser que lo de ser rey nos viene de familia.
  3. Color. No soy racista, aunque reconozco que las personas de color fucsia pálido me dan un poquillo de repelús. No es por nada, pero es lo que dice mi estilista, que a ver qué camisa se ponen con ese color de piel. Unos horteras, vamos.
  4. Deporte. Si no cansa, cualquiera, aunque a veces, subo por las escaleras en lugar de usar el ascensor. Que por cierto, aquí tengo una pregunta, ¿porqué le llamamos ascensor y no descensor? ¿Acaso los ascensores que usamos no descienden?
  5. Supermercado. Hombreeee, está claro y si no que se lo pregunten a Churruán. Si venden Vulcanitos, el que sea.
  6. Grupo de música. El que pone mi vecino a todo volumen a las doce de la noche seguro que no. ¡A ver si se vuelve sordo de una vez, el mamón!
  7. Canción. Las nanas, por supuesto. Me quedo dormidito así, todo acurrucadito. Más mono que estoy.
  8. Libro. El de la Selva. Yo es que tengo mi pronto salvaje.
  9. Animal. El osito de peluche de mi hija. ¡Es más cuco! Además lo tenemos muy bien enseñado. Que le dices que no se mueva de un sitio y oye, que te hace caso.
  10. Estado. ¿El mío? Sólido o líquido. El gaseoso es de guarros. Uno, otra cosa no, pero es muy educado.

DIEZ HECHOS

  1. ¿Color de cabello? Si me hacen la pregunta después de que venga mi estilista, mucho mejor. Es que no sé cómo me teñirá hoy. A ver si se marca unas mechas bien atrevidas el bribón.
  2. ¿Color de teléfono? ¿Los hay de colores? El mío tiene teclas.
  3. ¿Color del coche? ¿Antes o después de llover? Lo digo por el barro que lo camufla.
  4. ¿Estilo de cabello? Supongo que como todo el mundo. Mis cabellos son así como estrechos, finitos y pegados a la cabeza. Limpitos, eso sí.
  5. ¿Color de ojos? ¿Cuál de los dos?
  6. ¿Talla de zapato? Yo tenía un amigo que le variaba la talla del zapato cuando se cortaba las uñas de los pies. El halcón le llamábamos. Era más guarrete... Ahora tiene una zapatería.
  7. ¿Talla de anillo? ¿Los anillos tienen talla? Hay que ver lo que inventan. No quiero ni pensar dónde se los pone la gente.
  8. ¿Color de piel? Según la estación del año pero nunca fucsia pálido, a ver si cambio de bronceador.
  9. ¿Disponible? Depende de para qué. Si es para planchar, ni de coña.
  10. ¿Zurdo o diestro? Siniestro.

DIEZ COSAS SOBRE MI VIDA

  1. ¿Has estado enamorado alguna vez? Huy qué pregunta.
  2. ¿Crees en el amor? ¿Filial? ¿paternal? ¿a primera vista? ¿a tercera?... Hay que especificar.
  3. ¿Por qué fallaron tus relaciones anteriores? Decían que yo era demasiado pasional, detallista, guapo y atractivo, aunque sospecho que la razón real es que se me olvidaban las fechas de sus cumpleaños y lo que es peor, que equivocaba sus nombres. Si es que no sé dónde tengo la cabeza.
  4. ¿Te han roto el corazón alguna vez? El corazón no, pero el páncreas me lo tienen machacadito.
  5. ¿Alguna vez le has roto el corazón tú a alguien? Sí. Yo es que soy un manazas. Corazón que me das, corazón que se me cae. Con los corazones me pasa igual que con la porcelana. Sin embargo con los pulmones no me pasa lo mismo. Qué cosas, ¿no? Claro, como que están llenos de aire, debe ser que pesan menos.
  6. ¿Alguna vez te has enamorado de tu mejor amigo(a)? Es que mi mejor amigo es heterosexual y yo también, así que lo tenemos fatal. Aunque ahora que lo pienso, en la ducha del gimnasio a veces me hace ojitos. Huy, ya verás cuando me chive a su mujer.
  7. ¿Tienes miedo al compromiso? Si el tal compromiso tiene pelo, colmillos y ruge, sí, definitivamente sí. Reconozco que soy un gallina.
  8. ¿Eres celoso(a)? Sí hombre, con lo que me costaba ligar, encima voy a poner pegas.
  9. ¿Te han besado la mano? Sí, pero sin lengua. Mecachis, a ver si la próxima vez. Es que hay mucha estrecha y mucho prejuicio por ahí.
  10. ¿Has tenido alguna vez un(a) admirador(a) secreto(a)? Sí claro, si hasta salió publicado en los periódicos. Lo que pasa es que entonces dejó de ser secreto y dejó de admirarme. Cómo está la prensa amarilla últimamente.

DIEZ COSAS - ESTO O LO OTRO -

  1. ¿Amor o Lujuria? Para nombre me gusta más María. No sé, llamadme clasicón, pero llamarse Lujuria Martínez Carrasco debe ser una faena. Que la gente es muy criticona después.
  2. ¿Cerveza o whisky? Según la distancia del váter más próximo. Le preguntaré a mi estilista, a ver.
  3. ¿Noche o día? Dependiendo de la fase lunar. Los cáncer somos muy raros para esto de la Luna. Te la mencionan y es como si te mentasen a la madre.
  4. ¿Relación estable o rollo de una noche? ¿Qué es un rollo de una noche? Me faltan datos.
  5. ¿Televisión o Internet? La radio, por supuesto.
  6. ¿Pepsicola o Cocacola? A mí lo que tiene cola no me va. Desde que era pequeñito, siempre me gustaron las señoras.
  7. ¿Playa o montaña? Depende de para qué. Escalar una playa no tiene gracia, la gente te mira extrañada y encima se te llenan las botas de arena. Un fastido, vamos.
  8. ¿Dinero o familia? ¿Los cuñados son familia? Porque entonces ni me lo pienso. Por cinco euros te los vendo embaladitos.
  9. ¿En persona o por teléfono? Según el aliento. Es que hay gente que lo de la halitosis lo lleva fatal. Qué costará lavarse los dientes, ¿verdad?
  10. ¿Carne o pescado? La pregunta, ¿es culinaria o sexual?

DIEZ COSAS QUE ALGUNA VEZ

  1. ¿Alguna vez has espiado a alguien? Mmmmm, ¡sí!, al mamón de mi vecino para ver si era él el que dejaba la basura fuera del contenedor.
  2. ¿Alguna vez hiciste algo de lo que te arrepientes? Sí. Estornudar cuando espiaba a mi vecino. No veas cómo se puso. Que si era un cotilla, que si un desconfiado, que qué me había creído,... Ufff un escándalo.
  3. ¿Tienes tatuajes? ¿Los lunares valen?
  4. ¿Alguna vez has hecho puenting? A veces he montado en el metro en hora punta. Eso sí que es deporte de aventura, sobre todo en verano. Encima como que soy alto, me suben todos los olores. Bufff, horroroso, de verdad.
  5. ¿Alguna vez has hecho paracaidismo? Yo es que soy más del encaje de bolillos. Oye, que tiene su aquél con las agujitas y eso.
  6. ¿Alguna vez has acabado entero el juego del comecocos? No sé, pero una vez acabé un Sudoku. ¡Me puse más contento! Luego resultó que estaba mal. Me sobraba un ocho.
  7. ¿Alguna vez has querido a alguien como para dolerte? Me hice amigo íntimo de mi dentista. ¿Ella vale?
  8. ¿Alguna vez has matado a un hombre? No, pero cuando descubrí que mi vecino dejaba la basura fuera del contenedor le dije "incívico" con saña (¡que se fastidie!). Encima va el tío y para vengarse se compró un cortacésped más potente que el mío. Este no me conoce. Se va a enterar.
  9. ¿Alguna vez has bailado bajo la lluvia? ¿Por qué te crees que empezó a llover?
  10. ¿Alguna vez has besado a alguien en la lluvia? Yo es que prefiero besar en la cara, en el cuello, en los labios, no sé, soy más clásico. Que por cierto, ¿dónde tenemos la lluvia las personas? No. Calla, calla, no me lo digas, que me ruborizo.

04 mayo 2007

La mami de Paquirrín

España es un circo maravilloso. Los turistas ya no vienen buscando sol, playa, sangría y fiesta. Eso lo pueden encontrar en otros sitios. Ahora vienen a sentarse tranquilamente con su bolsa de pipas a ver qué se cuece en este ruedo ibérico.
Ayer, sin ir más lejos, detuvieron ni más ni menos que a la madre de Paquirrín (ay que chiquitín). A mí me dijeron que era ella, pero yo no la vi bien, porque a pesar de ser noche cerrada, la señora lucía sus eternas gafas de sol, que digo yo, ¿se duchará con ellas puestas también? O mejor, ¿se duchará?
Ser chorizo es lo que tiene, que de vez en cuando te enchironan. Es como aquello que dicen que si comes chocolate, te salen granos. Yo no sé si es verdad pero lo que sí me comentan es que más de un preso está interesado en poner un recurso ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos por si le ponen a la Pantoja de compañera de celda. La gente como es, tampoco es para tanto, por un poquito de barba pelusera que tenga la señora, nos ponemos de un tiquismiquis. Peor sería que te pusieran a Paquirrín (ay que chiquitín). Al fin y al cabo, el mal trago se lo han llevado los policías que la interrogaron, que ante la orden de que “lo cantase todo”, ella (la más bella) amenazó con iniciar su repertorio con el “Yo soy esa” y su celebrada “Marinero de luces” (ésta iba dedicada a Popeye el Marino). Tres de ellos están de baja por depresión y el que era sordo sigue preguntándose cómo se ducha uno con las gafas de sol puestas.

Eso sí, los que son unos cracks son nuestros políticos. Parece ser que a unos cuantos nos les ha hecho gracia que detengan a tan ilustre personalidad patria y han montado en cólera, así que se han descolgado con unas frasecitas que ponen los pelos de punta. Espero que esto último no le haya pasado a la madre de Paquirrín (ay que chiquitín) porque va a parecer un pompón (con gafas de sol, eso sí).

Pasen y vean, las palomitas y los pistachos los ponemos nosotros.

"¿En qué país estamos en el que el etarra Ignacio de Juana Chaos se pasea por la calle y sin embargo se detiene a tonadilleras como si fueran terroristas?" Miguel Arias Cañete (alias "Me pongo morado de ternera"). Secretario ejecutivo de Economía y Empleo del PP.

"Recomiendo a la cantante que se presente a las elecciones de mayo en las listas de ANV porque los delitos salen gratis a la izquierda abertzale." Antonio Basagoiti (alias "Antonio Basagoiti"). Alcaldable por el PP a la alcaldía de Bilbao.

"Hay desproporciones evidentes que tienen como objetivo despistar de lo esencial y trasladar realidades distintas de lo que desgraciadamente nos acompaña". El más grande, Eduardo Zaplana (alias "me caen bien los chorizos"). El rayos UVA del PP.

Me muero de ganas de saber qué dirá Paquirrín (ay que chiquitín).


 

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