27 septiembre 2008

Impresionismo

Esto de escribir está bien. Es divertido, te sube el ego un montón y todo eso. Lo malo es que se gasta mucho papel. No por la cosa de las correcciones, no, sino porque mi ordenador se deshace en halagos conmigo. Es que le coges gustillo a eso de escoger la opción de "Imprimir documento" y que tras apretar el iconito de la impresora te aparezca una ventana que reza con letras azules... "Cola de impresión de Tanhäuser"... Que te llevas cada susto. Te dices, "Mecachis, ya me he vuelto a dejar la bragueta abierta" o mucho peor... "alguien se ha dejado la webcam en el baño".
Y pensar que estoy tentado de divorciarme de Windows para casarme con Linux. Con lo adulador que es. Si es que soy un desagradecido.

21 septiembre 2008

Intrusismo profesional

Muy buenas tardes, aburrido internauta.
Antes de que usted prosiga con la lectura de este infame crisol de vertidos mentales, permítame presentarme. Soy el becario del espíritu de las navidades futuras del tal Tanhäuser ese. Disculpe que use este espacio para comunicarme con usted pero es que a los becarios de los espíritus de Navidades y de fiestas de guardar no nos está permitido tener blogs... de hecho no nos está permitido tener ni blogs ni nada. No como a los genios, que son un pijos del copón y les dejan tener botellas, lámparas maravillosas y hasta mala uva. Si es que ya me lo decía mi madre,
- Estudia Scrooguín, que si no, no llegarás a nada en la vida. Mira tu primo, lo bien colocado que está. Ya vive en su lámpara adosada y todo.
- Mamá, que está obligado a enlatarse durantes cientos de años en una lámpara del tamaño de un yogur, esperando que alguien lo saque de allí a cambio de tres deseos que casi siempre son los mismos.
Y claro, mi madre me soltaba una colleja por respondón.

En fin, a lo que iba, que resulta que he conseguido este apañito temporal como becario para sacarme un dinerito. Lo que pasa es que entre la crisis y la manía que me han cogido en la empresa de espíritus, están intentando echarme como sea y por eso me han encargado un caso irremediable: el plasta del Tanhäuser este. Maldita la hora en que acepté. ¡Está de un pesao! Yo no sé si es que se ha descubierto un pelo en la espalda o que ha perdido el atractivo bronceado estival sobre su escultural cuerpo pero el caso es que no hay quien le aguante.
El otro día estaba charlando con él, aguantándole una brasa soporífera, cuando con semblante notoriamente cariacontecido y voz de papá pitufo, va el tío y me suelta... "Tengo que inyectarle color a mi vida"... La madre que me parió, con el miedo que le dan las jeringuillas y ahora dice que tiene que inyectarle color a su vida. Si es que este hombre no es más cursi porque la naturaleza ha sido generosa con él, porque si no...
Pues bien, como el pobrecillo, ingenioso, lo que se dice ingenioso, no lo es, para "inyectarle color a su vida" no se le ha ocurrido otra cosa que... atención, atención (ruido de tambores)... ¡escribir un libro!
Yo es que dimito, la verdad. Qué hartura, por favor. ¿Pero cómo va a escribir un libro semejante individuo? ¿un libro sobre qué? pero este hombre ¿de qué cree que sabe?

Pues nada oye, mira que he intentado convencerle para que se dedique a menesteres más inofensivos. No sé, que haga Pilates, henna o que cultive musgo, pero nada, no ha habido manera.
Así que ahí está, encerrado a cal y canto, dándole a la tecla. Eso sí, me ha encargado que le diga, que no se preocupe si ha disminuido el ritmo de visitas a tu blog, que no se ha olvidado de sus amigos y que a la vertiginosa velocidad de diez páginas diarias, en dos semanas se ha ventilado el libro y volverá a la carga.
Entre nosotros... con lo vago e inconstante que es, no acaba el libro ni en dos años, pero es lo que yo me digo, mientras siga así, yo matengo la beca y a vivir, ¿no le parece?
Buenas tardes, aburrido internauta.

Imagen de Dave Nitsche.

11 septiembre 2008

El pensamiento de Dios

Me ha sorprendido muchísimo la escasa repercusión mediática que ha tenido el experimento que se inició ayer en el CERN.
Entiendo que el aniversario del ataque a las torres gemelas, el futuro de Fernando Alonso o el debut de Bojan con la selección española son anécdotas que pueden llamar la atención, pero en pocos años no serán más que meras citas testimoniales en páginas intermedias de alguna enciclopedia barata.
Sin embargo, lo que ocurrió ayer en el CERN es el experimento de mayor envergadura de la historia de la Humanidad y seguramente supone el legado más valioso que jamás una generación de seres humanos le dejó a las generaciones venideras.

A lo largo del tiempo, todos los pueblos, todas las culturas, todas las civilizaciones han tenido una representación del mundo, una forma de entender el universo, de explicar cómo se generó y cómo funciona. De forma constante, el ser humano, a lo largo de la historia ha tratado de responder a preguntas esenciales para nosotros como ¿por qué estamos aquí? o ¿de dónde venimos?
La respuesta a esas preguntas ha variado según el contexto histórico, intelectual o social en el que se formularon. Pero el hombre, desde siempre, en su modelo cosmológico, en su teoría de cómo es el universo y por qué existe, ha precisado de la intervención de seres sobrenaturales, inmunes a los procesos que rigen a la naturaleza. Las cosmologías que hemos heredado de nuestros antepasados son todas ellas cosmologías mágicas o míticas donde dioses antropomórficos albergaban la respuesta a las preguntas que los hombres no sabíamos responder.
En el siglo XXI, los seres humanos hemos desarrollado herramientas matemáticas y físicas complejísimas, pero lo suficientemente poderosas como para poder formular una cosmología distinta a todas las que hemos conocido hasta ahora. Una cosmología basada en la observación, en la razón, en la inteligencia del hombre. Una cosmología científica y, lo que es más importante, una cosmología verdadera, verificable por el juez supremo que fiscaliza cualquier teoría científica: la Naturaleza.

El universo tiene unos catorce mil millones de años. Por cada segundo de existencia de la Humanidad, el universo ha vivido más de tres meses. Somos pequeños, absolutamente insignificantes frente a nuestro sistema solar, nuestra galaxia o el cúmulo de galaxias en el que vivimos.



Sin embargo, a pesar de nuestra insignificancia, de la existencia efímera de cada uno de nosotros, estamos a punto de vencer. Lo hemos hecho bien. En lugar de refugiarnos en titanes que sostenían la Tierra, en dioses promiscuos que lanzaban rayos, hemos sabido responder con simples "no lo sé" a las preguntas que se hicieron nuestros padres y ponernos a trabajar con humildad, con tesón pero con la mejor de nuestras armas: nuestra inteligencia.


Ayer, un puñado de mujeres y de hombres, se hicieron dignos de la herencia de nuestros antepasados. Sobrepasaron los conocimientos de los mejores cerebros de la historia. Atrás quedaron los Galileo, Newton o Einstein. Supieron recoger el testigo, supieron unirse olvidando razas, naciones o banderas. Y al final, nos han puesto a todos, a las puertas de conocer de una vez por todas y para siempre, lo que Hawking llamaría, el pensamiento de Dios.

Sí, quizá sea importante saber si Alonso correrá con BMW o con Renault. No obstante, quiero pensar que lo es mucho más asistir a la victoria más espléndida y brillante de la inteligencia del ser humano sobre el secreto mejor guardado de toda la eternidad.

10 septiembre 2008

CERN

De acuerdo. Son los mejores cerebros de la Tierra. Conocen el origen del universo, entienden la ley de Hubble, manejan los tensores de gravedad mejor que el papel higiénico, pueden calcular la edad de galaxias que ya ni existen, te recitan de memoria la masa de las partículas subatómicas... Vamos, que saben un montón y que seguro que resuelven los sudokus a una velocidad de vértigo, pero yo me pregunto... ¿¿¿de dónde sacan esas camisas??? ¿¿¿y las corbatas???
Hombre por favor, que les está viendo el mundo entero.

Por cierto, la noticia friki del día es que Google ha cambiado su logotipo habitual por otro donde aparece el colisionador LHC del que hablaba ayer. Lo que no consiga la pela...


09 septiembre 2008

Arrepentíos, pecadores

Mañana se acaba el mundo, que lo sepas.
Resulta que a las 9:00 (horario de Madrid), mientras te estés tomando el cortadito, en el CERN se pondrá en marcha el nuevo acelerador de partículas LHC (Large Hadron Collider). Un pedazo de anillo de 27 Km de longitud que se empezó a construir hace la tira de tiempo en una zona cercana a la frontera franco-suiza.

Está previsto que el juguetito en cuestión acelere dos haces de protones hasta que alcancen velocidades próximas a la de la luz, con el fin magnífico de que se peguen el trompazo padre entre ellos y así poder deducir propiedades de la materia. Qué cutres son ¿verdad? No sé por qué se creen tan listos estos tipos. De pequeño, yo ya hacía lo mismo con los coches del Scalextric y no me daban premios, a lo sumo un cachete. Cuando quería entender cómo funcionaba algo, cogía el martillo, me lo cargaba y miraba las piezas. Lo normal, vamos.

Según me ha dicho un amigo mío que entiende de estas cosas, los premios Nobel estos conseguirán estados de energía similares a los que existieron en los instantes posteriores al Big Bang y además, agárrate, el anillo por donde circularán los protones, será la zona más fría del universo (271 grados bajo cero). Que digo yo... ¿y esto paqué? ¿qué pasa, que su madre les ha hecho tres kilos de croquetas y no saben qué hacer con ellas?

De todas formas, parece que por culpa del experimentito de marras, existe la posibilidad de que se genere un agujero negro que mande toda la Tierra a freír espárragos. La verdad, si lo que quieren es generar agujeros negros, no hace falta gastarse el dinero de los contribuyentes en pistas de 27 Km. Basta con abrir el cajón de los cubiertos de mi cocina. Es que absorbe la materia ¿sabes? Tú metes ahí un abrelatas y no lo vuelves a ver en la vida. Debe ser que pasa a otra dimensión del espacio-tiempo, no sé. Con los sacacorchos no pasa lo mismo, ¿ves?
A mí me han chivado que la famosa basura espacial no es más que un cúmulo enorme de abrelatas y de cucharillas de café. A lo mejor es el almacén de Ikea, vete tú a saber.


No me negarás que eso de ser aniquilado por un agujero negro, no tiene su gracia. Después de haber montado a caballo y de haber compartido una habitación de hotel con mi amigo JB, creo que es el único deporte de aventura que me falta. Qué nervios, ¿verdad?

En fin, que ya lo sabes. Si tenías entradas para ir al teatro el sábado, yo que tú las regalaba. Es que lo mismo llegas tarde ¿sabes? Yo, por de pronto, no pienso planchar esta tarde. ¿Para qué?


Actualización del día 10/9 a las 9:45 horas.
Estoy preocupado. Son las diez menos cuarto y aquí no pasa nada. Mecachis, y yo con la camisa sin planchar.
Voy a tomarme una ración de Kellogg's All-bran caducados, a ver si así...

Actualización del día 10/9 a las 16:30 horas.
Por lo que parece, no va a haber ni agujero negro, ni fucsia ni nada. Si es que estos físicos son unos chapuzas, jolines ya. Cagüentó, con la ilusión que me hacía estrenar mi bufanda nueva para soportar los -271 grados.
En fin, que ya no tenemos excusa para no actualizar el blog, así que... a escribir.


Imagen de Dave Nitsche

 

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